viernes, 5 de noviembre de 2010

Palabras de apertura del viaje en Pampa del Indio

Pablo, de La Corriente, estudiante de Arquitectura de la Universidad Nacional del Nordeste.

Somos estudiantes universitarios, nos estamos formando en universidades públicas que las banca el pueblo todos los días con su esfuerzo y que están en disputa. Que están en disputa por varios sectores.

¿Quién dirige la universidad? Si la van a dirigir los estudiantes, docentes y no docentes organizados para ayudar y ser herramienta de las organizaciones populares, de las masas populares. O si va a estar al servicio de las élites, de las clases dominantes en este país, al servicio del imperialismo, de los terratenientes, de la burguesía intermediaria, de toda esa gente que en definitiva nos oprime, que muchas veces nos amaga por izquierda pero nos da por derecha.

Entonces a partir de ahí uno se pregunta qué es la realidad, o sea, ¿quién tiene razón? ¿Tiene razón Clarín o tiene razón 6 7 y 8? Porque vamos a arrancar por ahí... ¿no es cierto? La razón la tiene el pueblo, a partir de sus necesidades, y entendemos la realidad a partir de las necesidades del pueblo. Y tenemos que ver nosotros cómo nuestra formación se vincula con las necesidades del pueblo, en general, para decir nosotros nos formamos para todos los que nos bancan en la facultad, los que sostienen la universidad. Vamos a pelear desde el cogobierno, el presupuesto y los contenidos de las materias, que en definitiva es por donde empiezan las restricciones, ya sea correlativas, exámenes de ingresos eliminatorios, etc.

Está pensada la universidad para pocos cuando la universidad tiene que ser para miles para que llegue a millones. Entonces a partir de ahí nos plantamos y decimos: la universidad tiene que estar al servicio del pueblo. Pero ¿qué pueblo? El pueblo oprimido. Y ser parte de la opresión al pueblo o ser la universidad al servicio de un pueblo liberado y ser herramienta para la liberación del pueblo. Entonces si uno desde su cátedra estudiando no encuentra respuesta para las necesidades populares, entonces tiene que plantarse y discutir. Nada mejor que esta experiencia en el Chaco para arrancar a discutir. Nada mejor que ir y volver y discutir con los docentes, discutir los programas, los contenidos, la estructura de formación, las restricciones, la falta de presupuesto.

Porque todos los que estamos acá pusimos de nuestro bolsillo, de la solidaridad de la gente, ya sea de Buenos Aires, ya sea de Resistencia o de Corrientes. Ni un peso, o muy poco si es que alguna vez existió un peso, puso la universidad, ya sea la UBA, Rosario, La Plata, La UNNE, la que fuese. Entonces ¿al servicio de quién está la universidad?

Va a haber respuesta económica para hacer más trabajo de extensión de esta naturaleza, ya sea acá o en otra provincia, o en el conurbano, o donde fuese, o va haber respuesta para hacer extensión de resolverle los técnicos baratos a empresas, sanatorios, clínicas, medios de comunicación que necesitan tipos que sepan mucho y se les paguen poco.

Bueno, nosotros elegimos darle respuesta a la gente y dar batalla dura, férrea y sin descanso contra el limitacionismo, contra el hermetismo de la facultad, contra los procesos de acreditación. Y partimos de la realidad de la gente, partimos de la realidad de los estudiantes que son nuestros compañeros y que son parte del pueblo oprimido.


Vamos a pasar todos seguramente por distintos momentos, mucha bronca, ganas de hacer todo de una sola vez, indignación, seguramente caeremos en algún punto en el escepticismo. Bueno, de todo eso nos tenemos que levantar, tenemos que entender que nosotros no vamos a resolver los problemas de la gente. Nosotros tenemos que ser una herramienta para que las organizaciones tomen los problemas en sus manos junto con nosotros y luchemos juntos de la mano para resolver las necesidades todos juntos.


Tener la cabeza fría, el corazón caliente y la mano templada. Porque si nos calentamos la cabeza vamos a cometer errores, pero si se nos enfría el corazón no vamos a ver esta situación concreta.

Entonces, discutir y entender que no es una cuestión asistencialista la que resuelve la cosa, sino es ser una herramienta de lucha, una herramienta técnica, y que nuestra formación tiene que estar al servicio del pueblo, de las capas medias, de los sectores mas postergados. Y donde no se contraponga nuestra formación, donde no nos contrapongan desde las aulas la formación. No, la formación tiene que ser amplia, variada, para todos los sectores. Pero principalmente para los sectores más necesitados a fin de ser una herramienta de ayuda para la liberación final que en definitiva es la liberación nuestra también.

Simplemente eso, que sea un momento de reflexión que podamos arrancar, tomar los problemas de la gente como propios, ponernos en la piel de los compañeros, dar lucha, trabajar acá, hacer los mayores esfuerzos, integrar la practica con la teoría, romper el cerco entre el trabajo manual y el intelectual.


Simplemente eso, pásenla muy bien, como le dije a los chicos en la facultad de arquitectura cuando recién llegaron, sean felices, porque la felicidad está en la lucha.