sábado, 9 de mayo de 2009

Nota de la Revista del Cefyl

rev cefyl

ACTUALIDAD DEL CORDOBAZO Y LA UNIDAD OBRERO-ESTUDIANTIL.

UN CAMINO PARA LA LIBERACION NACIONAL Y SOCIAL

 

Los efemérides siempre convocan a la memoria, pero del mismo modo que sucede con fechas como el 24 de Marzo, el 29 de Mayo no debería ser solo una ocasión para recordar, sino una oportunidad para explorar en nuestra historia las causas que dieron origen a esa gigantesca pueblada obrera, estudiantil y popular luego denominada “Cordobazo” y pasar en limpio las enseñanzas que nos deja.

Y más aún en un momento como el actual, cuando la política K (que profundizó la crisis estructural y la dependencia de nuestro país) descarga la crisis económica internacional sobre la clase obrera y los sectores populares, poniendo sobre la mesa nuevamente la necesidad de una salida obrera y popular, y el debate sobre el camino para lograrla.

 

El 29 de Mayo de 1969 se levantaron las masas obreras y populares de la ciudad de Córdoba contra las medidas de ajuste de la Dictadura y producto del odio popular que se había acumulado por la política anti-obrera, entreguista y represiva de Onganía. Durante todo el día enfrentaron y derrotaron a las fuerzas represivas y se adueñaron de la ciudad. Al día siguiente, el Ejército recuperó el control a sangre y fuego. Como consecuencia del Cordobazo cayó el Gobernador de Córdoba y la Dictadura de Onganía quedó herida de muerte.

No pretendemos hacer en esta nota una descripción de los hechos del Cordobazo, mucho se ha dicho y escrito sobre eso. Solo queremos marcar algunas cuestiones fundamentales que alumbran el significado que tuvo la pueblada y las enseñanzas que dejó, enseñanzas que se vinculan con la situación actual de la clase obrera, los estudiantes y el conjunto del pueblo de nuestro país.  

 

El papel dirigente del movimiento obrero

 

El núcleo fundamental del Cordobazo fue la clase obrera, particularmente la concentrada en las grandes empresas como las automotrices. Los cuerpos de delegados, las comisiones internas y las organizaciones gremiales fueron las herramientas de organización de los trabajadores.

Las bases obreras desbordaron a sus dirigentes sindicales, muchos de los cuales jugaban a un recambio dentro de la Dictadura. Los obreros mecánicos le arrancan una asamblea general a Elpidio Torres (Secretario General del SMATA) que se hace el 14 de mayo con 6.000 obreros. Esa asamblea es reprimida por la policía, produciéndose un combate que luego sería denominado el “Cordobacito”. Un plenario de la CGT Córdoba, ante el paro de la CGT Nacional decide el paro de 38 hs y la movilización para el 29. Y los obreros, desde las fábricas, con sus delegados a la cabeza, tomaron en sus manos la organización del 29 de mayo: la semana previa miles de obreros y estudiantes iban a volantear a las fábricas, fabricaban molotovs, cortaban clavos miguelitos, etc

La levadura del estallido fue el clasismo obrero, que había comenzado a organizarse como una nueva corriente sindical y política revolucionaria, y una amplísima y heterogénea izquierda, peronista, radical, socialista, cristiana, comunista: los delegados clasistas de la matricería Perdriel del SMATA, Agustín Tosco de Luz y Fuerza, los sectores del peronismo combativo nucleados en la CGT de los Argentinos. La clase obrera mostró su enorme potencial para unir en torno suyo al conjunto de los sectores de la sociedad que estallaron en aquella jornada.

Luego del Cordobazo la corriente clasista del proletariado cordobés cobró mucha fuerza, enfrentando la traición de los jerarcas sindicales y fomentando una verdadera democracia obrera. Fueron recuperados por el clasismo los sindicatos SITRAC y SITRAM de Fiat, y en 1972 el clasismo revolucionario encabezó la Lista Marrón que recuperó el SMATA Córdoba con René Salamanca como Secretario General.

 

En estos últimos años importantes luchas obreras vienen golpeando la política kirchnerista de bajos salarios, trabajo en negro y flexibilización laboral. Ha ido emergiendo una nueva camada de delegados y activistas combativos y clasistas, en gran medida jóvenes. Ejemplos de esto son las luchas de los petroleros, de Terrabusi, del Casino, Maffisa, el Astillero Río Santiago, de las fábricas recuperadas, del INDEC, el Hospital Francés, los docentes. Estas luchas han ido chocando a su vez con dirigentes sindicales sirvientes del Estado y las patronales, y en muchos casos han ido desbordándolos. Ahora, en el marco de la crisis, frente a los despidos y suspensiones han empezado a estallar luchas obreras: General Motors, Paraná Metal, Indugraf, Massuh, etc. Al mismo tiempo, los jerarcas sindicales como Moyano siguen atados al Gobierno kirchnerista, haciendo negociados y exigiendo puestos en las listas para las elecciones.

Hoy, como en los 70, para avanzar en un camino revolucionario hacia la liberación nacional y social sigue siendo una condición necesaria el cambio de la correlación de fuerzas en el movimiento obrero, la recuperación por parte del clasismo antiimperialista y revolucionario de los cuerpos de delegados, comisiones internas y sindicatos. Solo si la clase obrera se pone al frente es posible unificar a todos los sectores populares que es necesario unir para imponer esta salida. Esto empieza a darse en algunas multisectoriales del interior del país. Los estudiantes tenemos que apoyar las luchas obreras y confluir desde nuestras propias reivindicaciones.

 

Las contradicciones por arriba y la acción independiente de la clase obrera y el pueblo

 

Otro elemento que es necesario analizar para entender el Cordobazo tiene que ver con las contradicciones en el seno de las clases dominantes, que, en un país dependiente como el nuestro, expresan la disputa entre distintos imperialismos. Onganía representaba a sectores pro-yanquis y dentro de las Fuerzas Armadas el principal núcleo que le disputaba el poder era el encabezado por Alejandro Lanusse, que representaba a sectores de terratenientes y burgueses intermediarios ligados a los europeos y a esa nueva superpotencia que era la URSS, que hacía años ya no era socialista y disputaba esferas de influencia con EEUU.

Este sector quiso instrumentar la jornada del 29 de Mayo para debilitar a Onganía e imponer un recambio, pero las masas obreras y populares de Córdoba se salieron de ese libreto. Al tomar el paro activo en sus manos, desbordando a los dirigentes sindicales, la dirección de la lucha quedó a cargo de miles de delegados y activistas que no se disciplinaban ni estaban atados a las fuerzas en pugna en las alturas. De este modo, las fuerzas obreras y populares aprovecharon las contradicciones por arriba para avanzar en una acción independiente, en vez de ser utilizadas en esa disputa.

 

Hoy se agudizan también las contradicciones en el bloque de las clases dominantes. El “modelo K” hace agua y ya no le garantiza una tajada a todos los sectores del bloque dominante. El kirchnerismo continúa debilitándose.

El Gobierno pretende profundizar su modelo de bajos salarios, el bajo presupuesto de salud y educación, los subsidios a las empresas amigas, la concentración y extranjerización de la tierra, los tarifazos, etc. Otros sectores de las clases dominantes buscan un recambio, y agitan devaluaciones, vueltas al FMI… Todos se juegan con todo a las elecciones.

Por eso, en medio de las disputas entre las clases dominantes, la clase obrera y los sectores populares tenemos que ser capaces de actuar con independencia, empujando la lucha a fondo con un programa que permita reagrupar y unir a todos los sectores populares opositores a la política K, y aprovechando las contradicciones entre los de arriba.

 

El papel del movimiento estudiantil

 

El peso del estudiantado en Córdoba era muy grande, no solo porque eran alrededor de 30.000 en esa época, sino por su tradición política desde la Reforma Universitaria de 1918 y su gran combatividad. Los estudiantes del Barrio Clínicas habían sido el centro de la lucha contra la intervención de la Universidad por la dictadura de Onganía, donde fue asesinado Santiago Pampillón. Tenían gran peso la izquierda, una corriente combativa del peronismo y el llamado “integralismo”. La izquierda dirigía la Federación Universitaria Argentina (FUA), cuyo Presidente era Jorge Rocha (militante del FAUDI y del PCR, fallecido el año pasado). En esa época nace la consigna de la lucha “por la universidad del pueblo liberado”, la necesidad de ligar la lucha estudiantil con la de la clase obrera y el conjunto del pueblo para lograr la liberación nacional y social.

1969 fue un año plagado de luchas estudiantiles en todo el país. Estalló la lucha contra el aumento del ticket del comedor universitario en Corrientes, donde fue asesinado el estudiante Juan José Cabral, conmoviendo al país. La FUA lanzó un paro nacional universitario. En repudio a los hechos de Corrientes, se produjo el Rosariazo, donde fueron asesinados los estudiantes Luis Norberto Blanco y Adolfo Bello.

En Córdoba el estudiantado universitario se había ido acercando a la clase obrera, en particular hacia la figura de Agustín Tosco. Dos días antes del Cordobazo se realiza en la Ciudad Universitaria la más grande asamblea del movimiento estudiantil de Córdoba, con más de 10.000 estudiantes, en donde se decide sumarse al paro y la movilización de los obreros y confluir con las distintas columnas. De este modo, miles de estudiantes tomaron parte activa en el Cordobazo, codo a codo con los obreros.

 

En los últimos años los estudiantes universitarios venimos enfrentando la política del Gobierno K, que asfixia presupuestariamente a la Universidad, impulsa una nueva Ley de Educación Superior manteniendo las bases de la del menemismo, se opone a la democratización de los cogobiernos (como se vio en la Asamblea Universitaria del 2006 en el Congreso) y avanza en la persecución a los estudiantes que luchan. Las autoridades de la UBA emiten una vez por año declaraciones pidiendo un aumento de presupuesto, pero practican una política de autoajuste y recorte e impulsan causas y sumarios contra estudiantes y docentes (como la causa contra los 10 estudiantes de la UBA por la lucha del CBC de Merlo).

El año pasado en la UBA se desplegó la lucha por el presupuesto, contra las pésimas condiciones edilicias y por las reivindicaciones de los docentes. Hoy, frente a la crisis, miles de estudiantes estamos en riesgo de abandonar la Universidad, y el Gobierno no tiene una política de bienestar estudiantil (comedores, becas, boleto estudiantil, etc.) que permita paliar la situación de muchos. El presupuesto se devalúa cada vez más y crecen las tendencias privatizadoras.

A los estudiantes, como a la clase obrera y el conjunto del pueblo, la crisis nos golpea fuerte. Es una necesidad desatar la lucha estudiantil por nuestras necesidades, y a la vez ir confluyendo con la clase obrera y los sectores populares para imponer una salida.

                                                   

Los debates sobre el camino

 

En la época del Cordobazo había un importante debate sobre el camino que debía recorrer la clase obrera y el pueblo frente a la Dictadura.

Algunos decían que había que apoyar a un sector de las fuerzas armadas “peruanista” (en referencia a Velazco Alvarado de Perú), pero identificaban como cabeza de la corriente “peruanista” en la Argentina al General Carcagno, que sería uno de los represores del Cordobazo. Otros decían que había que hacer como en Chile con Allende, la “vía pacífica al socialismo”, que terminó trágicamente en un baño de sangre para el pueblo chileno. En la mente de grandes masas obreras y populares estaba la esperanza de que volviera Perón. Y estaban los que planteaban la necesidad de un camino revolucionario que destruyera el Estado oligárquico-imperialista para avanzar hacia la liberación nacional y social. De fondo había un debate entre el camino reformista y el camino revolucionario.

 

Hoy también está abierto un debate sobre el camino: principalmente tiene que ver con la vía electoral o el camino del Argentinazo. ¿Es posible conseguir los cambios que necesitamos mediante estas elecciones? ¿Qué le faltó al Argentinazo del 2001?

El conjunto de las clases dominantes se juegan a las elecciones, que entre el adelantamiento de la fecha y las “candidaturas testimoniales” se han transformado en las más truchas de los últimos años. Intentan así dividir a los que luchan, sembrar esperanzas y legitimar las instituciones y encausar por esa vía la lucha obrera y popular. Muchos, equivocados, entran en ese juego. Probablemente una vez más la posición que exprese con contundencia y masividad la oposición popular al kirchnerismo van a ser los millones de votos en blanco, nulos y la gente que no va votar, el llamado "voto bronca”. No va a haber salida en ese terreno para los sectores populares.

El Cordobazo y el Argentinazo mostraron que solo el pueblo en las calles tiene la fuerza para enfrentar los planes de ajuste de las clases dominantes. Pero además el problema planteado es cómo lograr no solo echar a un Gobierno sino imponer otro que resuelva de una vez por todas las necesidades de la clase obrera y el pueblo. Por eso la tarea planteada ahora es reagrupar a los sectores y fuerzas obreras y populares, democráticas y antiimperialistas, haciendo confluir las luchas, en el camino del Cordobazo y el Argentinazo, para avanzar hacia la revolución de liberación nacional y social.

 

Rodolfo

La Corriente de Filo